Hola a todos y a todas. Hace muchos meses que no escribo ninguna entrada en el blog, y es que he estado dedicando todo mi tiempo (libre y creativo) al segundo libro que he escrito y que ya está a punto para ir a la editorial.
Pero hoy, existen tres motivos que me llevan a recuperar el blog y comprometerme a no abandonarlo de nuevo.
El primero es que hay quien se ha interesado por “Se positivo”. Quienes lo han hecho me han animado a que vuelva a escribir y que de nuevo le de contenido. A todos ellos les agradezco su ánimo y su empuje.
El segundo es que justo ayer estrenamos un nuevo año, y eso siempre es un motivo para hacer un alto en el camino, reflexionar un poco, valorar lo que hacemos, lo que no hacemos, y lo que nos rodea, para llenarnos de nuevas y renovadas intenciones.
Y el tercero es la imagen que ayer por la mañana pude ver en Barcelona y que inmediatamente paso a explicar.
Muy cerca de mi casa, como a dos calles, hay una mujer que vive permanentemente en un banco callejero. Está allí instalada, con un montón de bolsas y paquetes. Se pasa el invierno envuelta en una manta, con una bufanda doble que tan solo permite distinguir sus ojos. Desde hace tres años ya, la mujer malvive en la calle, donde los peligros acechan especialmente por la noche.
Ayer por la mañana me sorprendió cuando a primera hora vi a un hombre ya maduro que hablaba animadamente con ella. Parecía tratar de que la acompañara a algún lugar. De pronto ella se levantó, dobló cuidadosamente su manta y abandonó su banco lentamente, con su andar cansino, junto al hombre que le señalaba un bar cercano, único local abierto a las 9 de la mañana del día 1 de Enero. Les seguí; dónde iban?
Al llegar al bar, el hombre le abrió la puerta y ambos entraron. Yo también lo hice, tras ellos. Ya en el local, pude verlos a ambos, sentados en una mesa apartada. La señora miraba un menú y se pedía comida caliente que compensaría el frío del mes de Enero y la soledad de su estómago.
Me tomé un café y abandoné el bar.
Mi propuesta para este año es la siguiente: si cada lector como tu lo eres ahora, decide cuidar de una persona necesitada (una sola), este mundo será más amigable, más habitable, más amable y mucho mejor. Cada sonrisa de felicidad y agradecimiento de quien necesita amor y cariño (y tal vez también un plato de sopa caliente), es un paso para construir un mundo mejor. No podemos renunciar a eso. Ni podemos hacer ver que no existe dolor y necesidad en nuestro entorno más cercano. Mira a tu alrededor. Elige a alguien que te necesite; uno sola persona; y cuídala. Cada día. Siempre. Se valiente y apuesta por cambiar el mundo de verdad. No escuches discursos; simplemente hazlo. Somos lo que hacemos, no lo que decimos.
Esta es mi propuesta 2014, 15, 16…para todos vosotros y desde luego para mí mismo.
Os mando un abrazo lleno de optimismo y positivismo; especialmente a aquellos que me leéis desde el otro lado del Atlántico. Tantos kilómetros por medio y tan cerca que estamos!
Salud!