Najat El Hachmi es una escritora que colabora asiduamente con El Periódico. La leo habitualmente y suelo coincidir con ella, con sus opiniones, y con su visión general de las cosas. Me gusta.
Pero en el Dominical de esta semana, día 1 de Abril, publica un artículo titulado «Optimistas corregibles», sobre el que me gustaría hacer algún comentario en este blog, porque creo que tomó la pluma en un mal momento y perdió la claridad con la que suele plantear sus puntos de vista (lo que más me gustaría realmente sería poder linkarlo, pero el Periódico tiene todavía bastante por hacer en materia de redes sociales y, por ejemplo, en su web es imposible encontrar el Dominical de hoy. Simplemente no existe. Si en el buscador escribes en nombre «Dominical», no encuentra nada. Y si escribes el de la autora, te muestra sus artículos anteriores de prensa, pero no los del Dominical. Por último, escribiendo título del artículo de hoy, tampoco halla nada…Por este motivo me veo obligado a hacer un breve resumen, cuando lo mejor sería que cada uno lo pudiera leer directamente y opinar en libre consecuencia. Pero de momento, es imposible!…).
Dice Najat que, ante «el panorama deprimente» actual, hay dos tipos de «extremistas que a mí me ponen especialmente nerviosa»:
Por un lado, están los «catastrofistas» y por el otro los «optimistas estúpidos». Y dentro de este grupo «estúpido», existe un subgrupo peor: «los que se amparan en la desgracia ajena para sentirse mejor».
Del primero (catastrofistas) no voy a hacer mención alguna. Coincido con ella al cien por cien.
Pero de los «optimistas estúpidos» quiero matizar alguna opinión:
1) Como norma, entre personas, sobra lo de «estúpidos». Me refiero entre gente normal y civilizada, claro. Puedo entender que haya opiniones que «pongan nerviosa» a la autora. Pero insultando a quienes las tienen, poco avanza, y su propia opinión pierde todo valor. Lo realmente destructivo es dejarse llevar por el clima de crispación que los propios medios favorecen. Y no solo es destructivo para el lector. Indica el grado de inestabilidad emocional de quien insulta.
2) Dicho esto, las personas que afirman que «estamos en el mejor momento posible», realmente han perdido el norte y el sentido de la realidad. Totalmente de acuerdo con la autora. Otra cosa es que la crisis sea una oportunidad para algunos. Pero esta época no es ni de lejos un buen momento para prácticamente nadie. Negarlo es darle la espalda a los hechos objetivos y ser poco sensible con el sufrimiento ajeno que esta situación provoca en muchos. Ahora bien, quien niega la realidad no es un optimista. Es alguien que ha perdido precisamente eso; el sentido de la realidad, pero esta circunstancia nada tiene que ver con ser o no ser optimista. Por qué mezcla la autora una cosa y la otra?. El optimista es aquel que, en contra de un entorno adverso, cree en sí mismo y en la capacidad de las personas. Y lucha. Y trabaja. Y no desfallece. Trata de ser positivo, no insulta a los que no piensan como él, e intenta vivir con una sonrisa, siempre que sea posible.
Nada que ver con negar la realidad! Incomprensible confusión.
3) Y en cuanto al subgrupo de «los que se amparan en el sufrimiento ajeno para no sentirse tan mal», éstos han existido siempre. Con crisis y sin ella. Pero también, con crisis o sin ella, hay que decir que no perder la información de lo que pasa en este pequeño mundo, y en el resto de tu diminuta ciudad, es bueno por varios motivos. Tal vez el más importante es que resulta muy útil para tomar referencias en tu propia escala de valores. Y gracias a esta referencia uno puede de forma automática modular su «escala de angustia», incluso de sufrimiento. Pero no es un argumento; es un acto libre e íntimo. Te afecta o no. Te interesa o no.
Sin embargo, y de nuevo, la autora hace una referencia que nada tiene que ver con optimistas o pesimistas. Ni con estúpidos! Qué tendrá que ver que te afecten o no los problemas ajenos, con ser o no ser optimista?
Querida Najat, cuando escribiste estas líneas no tenías tu mejor día. Ojalá se den las circunstancias para que tu crispación baje y surja la estupenda escritora que tu eres. Pero mientras, no insultes a los que tenemos una visión positiva de la vida y de la condición humana. Déjanos seguir luchando para que las cosas, en general, sean mejores. No pongas palos en las ruedas de los que no desfallecemos.
Yo no tengo una columna en un periódico. Ni escribo en un dominical. Soy un simple y anónimo lector que trabaja por lo que cree y que piensa que nuestro momento requiere infinitamente más de personas positivas y luchadoras que de personas alteradas y negativas. Y más si confunden peras con manzanas!
Salud!